domingo, 22 de noviembre de 2015

"Tú, como el viento del sur", de Elena Bargues.

Valvanuz, después de años de maltrato, por fin reúne el valor para divorciarse de su marido y regresar a Santander donde consigue trabajo en un reputado restaurante. 
Teófilo Van der Voost pertenece a una conocida familia de renombre en el sector hotelero. Aunque es un enamorado de su profesión, la neurocirugía, comparte la dirección del negocio familiar con sus hermanos hasta que una fuerte discusión hace que se replantee su estilo de vida. 
Un día de viento sur, Teófilo coincide con Valvanuz, que ha regresado cargada de problemas: un ex marido rencoroso y sucesos inexplicables que, con la fuerza del vendaval, arrastrarán la tranquilidad y su vida rutinaria de Teo. 
Tú, como viento sur, es un himno a la esperanza, al afán de superación y a la búsqueda del amor para sanar profundas heridas. 
Una novela maravillosa que no puede dejar indiferente a nadie.


Iba a empezar la reseña diciendo: ¡Qué historia más bonita!, aunque no creo que sea la forma adecuada porque “Tú, como el viento del sur” es mucho más que una historia bonita. Es desgarradora, realista, cruda por momentos y ha removido muchas cosas en mi interior… sin embargo, la determinación de estas cuatro mujeres, fuertes (cada una a su manera) y la aparición en escena y en sus vida de Teo, logra convertirla en eso, en una bonita historia de amor, de confianza, de superación, de reencuentros, de recuerdos…
Preciosa, de verdad que lo es a pesar del tema que durante toda la novela permanece ahí latente, amenazante y desgraciadamente tan real. Sin embargo, la forma en que Elena nos lo va contando consigue aflojar el nudito de congoja que se te pone en la garganta en algunos momentos, ha sido una buena estrategia, ir entremezclando la tensión con situaciones más relajadas, que impiden que la novela se convierta en algo demasiado angustioso y dramático. Lo ha conseguido presentándonos por un lado a Valvanuz , sus circunstancias, sus problemas y su vida, y por otro a Teo, su familia, su trabajo, sus amigos y el negocio familiar. Capítulo a capítulo, día a día, la vida de los protagonistas se va vinculando, trenzándose hasta que todos y cada uno de los personajes entran en contacto de una u otra manera y al final ya no son dos historias independientes sino una: la de Teo y Valvanuz.
Destacar la maravillosa forma de escribir de la autora, con una prosa cuidada al máximo, con unas descripciones detalladas pero que para nada resultan pesadas, al contrario, hacen que te metas de lleno en la lectura, que visualices los lugares en los que transcurre la obra y logra que te imagines cada detalle y personaje sin problema. Tampoco quiero dejar de mencionar la riqueza de vocabulario y lo bien empleado, ese detalle me ha encantado y lo he agradecido especialmente (detesto las reiteraciones a la hora de leer).
Otra cosa que me ha llamado la atención y sinceramente, me ha hecho mucha gracia y a la vez me ha parecido un toque muy original y también arriesgado, fue descubrir a Teo y su aspecto físico (aquí pondría un emoticono de esos con la boca y los ojos abiertos como platos jajaja), no voy a decir nada sobre él porque no quiero chafaros la sorpresa. Solo decir que me ha encantado, que es un hombre de esos que desearías tener para ti, por lo atento, amable, considerado, humanitario… y una larga lista de cualidades que lo convierten en casi perfecto, digo casi porque luego mete la pata como todo hijo de vecino, pero bueno, nada que no se pueda solucionar.
De Valvanuz (lo primero, ¡qué nombre más original!, no lo había escuchado en mi vida, pero me gusta), una mujer víctima del maltrato que a pesar de sus miedos, de la inseguridad que su marido ha conseguido generarle y del miedo, le hecha un par de narices y decide dar el paso de abandonarlo, demostrando un valor y un coraje que ella creía perdidos. Aunque el recelo, la desconfianza y el miedo continúan ahí y le costará abrirse, volver a ser la misma de antes. Regresar a su tierra, reencontrarse con los recuerdos, los lugares y con Teo, harán que poco a poco la antigua Valvanuz resurja de sus cenizas.
Las hijas, estupendas las tres, cada una con su personalidad, su carácter y, como ya he dicho, su manera de enfrentar la situación. Me ha gustado ver como florecían, como despertaban a la vida después de una vida llena de carencias y represión. Son unas chicas estupendas y responsables, que se unen formando una piña en torno a su madre al menor indicio de amenaza. Creo, que como con el resto de la historia, sobre todo en lo tocante a los malos tratos, la autora ha sabido reflejar las pequeñas reacciones, la tensión, en ocasiones imperceptible, que se apodera de una persona que ha sufrido maltrato (en el caso de las chicas, psicológico, la peor parte aquí se la llevó la madre) y el respeto con el que lo ha hecho. También me ha gustado la filosofía de Teo ante los problemas sin importar cuan graves sean estos… la comparto al cien por cien y además, sé que funciona.
No me quiero olvidar de ese grupo de amigos, maravillosos que arropan en todo momento a Teo y que tan importantes son para él y también para el desarrollo de la novela, sin ellos nada hubiera sido igual y es que en ocasiones los amigos son mejores que la familia.

“Tú, como el viento del sur”, una novela que de verdad os recomiendo leer. 

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